Cuando surgió el interés por los posibles riesgos a la salud provocados por la exposición a los campos electromagnéticos (CEM), nos comprometimos a estudiar y atender la situación de forma socialmente responsable. En los últimos más de 40 años, hemos apoyado, financiado y realizado numerosos estudios sobre temas de salud e ingeniería relacionados con los CEM.
A principios de la década de 1990 tomamos medidas para reducir los campos magnéticos creados por las nuevas instalaciones y a la fecha seguimos trabajando con agencias gubernamentales y organizaciones de investigación para resolver los interrogantes y desarrollar normas consistentes en materia de CEM.
Los campos electromagnéticos (CEM) son líneas invisibles de fuerza que se producen tanto de forma natural como debido a la actividad humana. Una fuente natural es el campo magnético de la tierra. Fuentes de origen humano incluyen el cableado de una casa o edificio, electrodomésticos y las instalaciones de transmisión y distribución de electricidad. Los CEM pierden rápidamente su fuerza cuando uno se aleja de la fuente.
Los campos eléctricos son creados alrededor de electrodomésticos y cables donde existe voltaje, similar a la presión del agua en una manguera. La fuerza de los campos electromagnéticos se mide en unidades de voltios por metro (V/m).
Los estudios sobre los efectos de los CEM en la salud se enfocan principalmente en las exposiciones a campos magnéticos. Los campos magnéticos surgen con el flujo de una corriente eléctrica, de manera similar a la forma en que fluye el agua cuando la boquilla de una manguera se abre. La fuerza de los campos magnéticos se mide en gauss (G) o más comúnmente en miligauss (mG).
La exposición de un individuo a los campos magnéticos varía a lo largo del día y depende de una variedad de factores incluyendo los niveles de los campos en el hogar, vehículo y lugar de trabajo, así como el uso de electrodomésticos. Los investigadores del Instituto de Investigaciones Eléctricas (Electric Power Research Institute o EPRI) estudiaron 992 viviendas estadounidenses en 1993 y determinaron que el promedio del campo magnético de todos los ambientes de las casas era de 0.9 mG, aunque en algunos ambientes los niveles de fondo superaban los 16 mG.
Una investigación posterior del EPRI llevada a cabo en 1998 estudió las exposiciones personales a los campos magnéticos durante 24 horas del día en más de 1,000 personas. Según el estudio, el promedio de exposición personal durante 24 horas era de 1.25 mG, con una cantidad pequeña de personas superando los 10 mG de exposición promedio.
En los últimos más de 40 años se han realizado importantes investigaciones a nivel internacional a fin de evaluar los posibles impactos a la salud de la exposición a los CEM. Aún no hay una respuesta definitiva respecto a si la exposición a los CEM tiene efectos nocivos sobre la salud.
Después de analizar más de dos décadas de investigaciones en este campo, los científicos del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (National Institute of Enviromental Health Sciences o NIEHS ) concluyeron que hay poca evidencia que indique que la exposición a los CEM presenta riesgos a la salud, sin embargo dicha evidencia es suficiente para justificar una inquietud moderada en cuanto a una posible relación débil entre un incremento en la exposición a los CEM y un mayor riesgo de leucemia infantil. En general, los estudios sobre la exposición de adultos no señalan una conexión entre la exposición residencial a los CEM y el cáncer.
Un informe presentado en 2007 por la Organización Mundial de la Salud u OMS (World Health Organization)concluyó que casi toda la evidencia de una conexión entre los campos magnéticos y la leucemia infantil no era un factor causal significativo, pero que todavía era suficiente para merecer cierta preocupación. Para todas las demás enfermedades, la OMS calificó como insuficiente la evidencia sobre los efectos a la salud de niveles de exposición bajos.
El informe destacó que, considerando la debilidad de la evidencia, los beneficios para la salud de la reducción a la exposición son inciertos y que las políticas basadas en la adopción de límites bajos de exposición no son justificadas.
Ante la falta de riesgos claramente establecidos para la salud, las autoridades sanitarias federales recomiendan atender la inquietud pública sobre la exposición a los CEM con una serie de medidas preventivas económicamente eficaces combinadas con campañas de educación pública sobre cómo reducir la exposición. En su Informe al Congreso de 1999, el NIEHS afirmó: “la conclusión de este informe es insuficiente para justificar un interés normativo intenso”.
En una resolución de 1993, la Comisión de Servicios Públicos de California (California Public Utilities Commission o CPUC) requirió que las empresas de servicios públicos propiedad de inversionistas informaran a sus usuarios y empleados sobre los posibles efectos en la salud de los CEM, ofrecieran mediciones gratuitas de CEM y utilizaran diseños para la reducción de CEM en sus líneas de alto voltaje y subestaciones nuevas y reconstruidas.
En 2006, la CPUC examinó y actualizó su política en materia de CEM. Esta decisión reafirmó que las agencias federales y estatales de salud pública no han establecido una conexión directa entre la exposición a los CEM y los efectos sobre la salud humana. La política estableció que (1) el uso de límites numéricos a la exposición no era apropiado a la hora de establecer pautas de diseño para que las empresas de servicios públicos contrarrestaran los CEM, y (2) la actual política en materia de CEM basada en la precaución y de “sin costo y bajo costo” debe continuar para las instalaciones eléctricas propuestas. SCE cumple todas las estipulaciones aplicables de esta resolución de la CPUC.
Las líneas de transmisión de energía transportan electricidad de una central generadora a una subestación eléctrica. Las líneas de distribución de energía transportan la electricidad de la subestación a los hogares de los usuarios. Las líneas de transmisión y de distribución pueden ser aéreas o subterráneas.
Líneas de transmisión de energía
Los campos magnéticos creados por las líneas de transmisión varían según el diseño del cable de alto voltaje y la cantidad de electricidad que circula por los cables. Sin embargo, al borde de las áreas de uso público cerca de las líneas de transmisión de 220 kV y 500 kV, pueden encontrarse niveles de campo magnético en el rango de 20-30 mG. A una distancia de 300 pies y durante horas de demanda eléctrica promedio, los campos magnéticos de varias líneas pueden ser similares a los niveles típicos de fondo que se encuentran en la mayoría de las viviendas.
Líneas de distribución de energía
El voltaje típico de las líneas de distribución de energía dentro del territorio de servicio de SCE fluctúa de 4 a 33 kV. Similares a las líneas de transmisión, los campos magnéticos cerca de las líneas de distribución varían según la corriente y el diseño. De acuerdo al NIEHS, los campos magnéticos que se encuentran debajo de las líneas de distribución principales o sobre las líneas subterráneas pueden crear campos de 10 a 20 mG. Para las líneas de distribución más pequeñas, los niveles de campo suelen ser inferiores (de menos de 10 mG a menos de 1 mG). A una distancia de 100 pies, los niveles de campo magnético de las líneas de distribución suelen bajar a valores similares a los niveles encontrados en la mayoría de las viviendas.
Aunque no existe ningún límite federal o estatal establecido para la exposición a los CEM, algunas organizaciones no gubernamentales han aportado límites consultivos. La exposición a campos magnéticos que provienen de los cables de alto voltaje, además de las exposiciones comunes en hogares, escuelas y oficinas, están muy por debajo de los límites consultivos.
Además de nuestro Paquete de Información sobre los CEM (pdf), ofrecemos mediciones gratuitas de CEM, consultoría y talleres prácticos a solicitud de nuestros usuarios. Para solicitar estos servicios llámanos al 1-800-200-4723 o envíanos un correo electrónico con tu nombre, domicilio y número de teléfono.