Una manera sencilla de entender la diferencia entre los cargos por demanda y los cargos por energía es usar la siguiente analogía sobre automóviles. Considera al velocímetro del auto como el medidor de demanda y al cuentakilómetros como el medidor de energía.
Aquí tienes un ejemplo:
Digamos que dos autos viajan de Los Ángeles a Las Vegas. El Auto A viaja cuatro horas a 60 millas por hora, mientras que el Auto B viaja tres horas a 80 millas por hora. Los dos autos recorrieron 240 millas, lo que en tu factura eléctrica sería equivalente a los cargos por kilovatios-hora de los cargos de “energía”. Sin embargo, el Auto A nunca excede la velocidad de 60, lo que en tu factura eléctrica sería equivalente a los kilovatios de los cargos por “demanda”. Como resultado, el Auto A puso menos demanda en el vehículo que el Auto B, que recorrió las mismas 240 millas, pero a una velocidad mucho mayor de 80 millas por hora.
Se requiere mucha más “demanda” para conducir el auto a una velocidad de 80 millas por hora que la requerida para conducirlo a 60 millas por hora, y en consecuencia, provoca un desgaste mayor en el motor.
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